ALBALATOR. Mongol Rally 2012: noviembre 2011

Cuando vi por primera vez que alguien era capaz de meterse en un coche, hacer 15.000 km y llegar a Mongolia cruzando Europa del Este, Asia Central, Siberia y el Gobi, pensé que había nacido para hacer algo así. Cuando investigue un poco y leí que el fin ultimo de el Rally Mongol era llevar ayuda a ese pais, pensé que esta debía ser mi pequeña aportación al mundo. Decidi que cuando alguien me preguntase, ¿Que has hecho tu por este mundo? Le pudiera decir, yo hice el rally mongol. Fuimos el Equipo Albalator.

A veces me pregunto ¿ cómo será el momento de meternos en el coche y arrancar? Reiremos, lloraremos, pensaremos, nos callaremos? Para eso aún faltan varios meses, pero para nosotros el viaje ya ha comenzado. Tenemos que encontrar nuestra Mula, hacer la ruta, el inventario, contactar con amigos y financiarnos. Va a ser un año especial e inolvidable.

El Mongol Rally 2012 del Equipo Albalator va a recorrer la tercera parte de la circunferencia del planeta, siguiendo el trazado de las primeras rutas de tráfico comercial y migratorio hacia Europa, ruta donde principalmente se intercambiaban pieles de animales que se cazaban en Siberia. Ese trazado coincide en la actualidad, más o menos con el que sigue el transiberiano.

Con los siglos, esa ruta se fue desplazando al sur, para dar lugar a lo que se conoce como La Ruta de la Seda donde no solo se comerciaba con la Seda que se tejía en el Turkestán chino y el norte de la India, sino que sirvió para el comercio de especias. La Ruta de la Seda fue además ruta de viajeros en busca de riquezas, conocimientos científicos y reconocimiento público. De sobra es conocido en Europa los relatos fantásticos de Marco Polo, que aunque es el más conocido, no es el único que se adentró en Asia Central como veremos en otras entradas.

Allí iremos y lo contaremos y volveremos, como los de la CNN. Mientras a pensar y planificar. Nuestro viaje no es solo una pasada de kilómetros, sino que también es un viaje a través de culturas, de pueblos, a través del tiempo, es un viaje al borde del infinito.

Hace muchos años, ojeando unas revistas me topé con un artículo que me resultó curioso. Unos descerebrados habían realizado un viaje a través de medio mundo con un viejo coche. La idea me resultó original y curiosa, valoré la valentía de estas dos personas y años después el como fueron capaces de rentabilizar su aventura, facilitar esto proyecto al resto de las personas interesadas y todo ello haciendo una labor humanitaria.

Estamos hablando del Mongol Rally, donde confluyen aventura, compañerismo, diversión, locura y solidaridad.

Como ocurre siempre, lo ves, pero dentro de nuestras vidas no encuentras lugar para ello. Vamos creciendo y nos acomodamos, nos creamos obligaciones y responsabilidades, y nos olvidamos de nosotros mismos. Nos olvidamos de ese “ yo “ interior que llevamos dentro. Nos olvidamos de soñar, de hacer “una pequeña locura “ de vivir como cuando éramos críos, cuando el tiempo no volaba y de cuando éramos tan osados que no existía la palabra peligro ni compromiso.

Una de las pasiones de mi vida ha sido viajar, y me siento afortunado por ello. Si de algo me ha servido el vivir en el extranjero y viajar continuamente ha sido para crecer como persona. Me siento privilegiado por conocer a toda la gente que he conocido en mi vida. De haber compartido mi vida con culturas completamente distintas, haber convivido con personas de distintas religiones y razas y haber compartido y respetado sus costumbres. No me acordaría de todos los países que he visitado pero guardo muy gratos recuerdos de China, India, Thailandia, Marruecos, Moldavia, Ucrania, etc..

Cuando haces un viaje, lo más importante, es escoger con quien lo vas a hacer. De este factor es del que depende el éxito o el fracaso de esos días. Así que esta primera intervención va dedicada a ellos. La idea surgió de casualidad, como muchas de las cosas que nos ocurren en la vida, me lo planteó una persona a la cual llevaba años sin ver y en una semana, lo convertimos en nuestro proyecto para 2.012. Ya éramos un equipo. Cuando decidimos que no había marcha atrás, y definimos nuestros objetivos, terminamos de fijar el equipo y que mejor compañía que mi hermano pequeño. Llevaba muchos años sin salir con él y es una buena opción para ponernos al día y recordar viajes aventuras. Han pasado muchos años desde que nos recorrimos juntos la cordillera de Atlas y condujimos horas y horas por la jamada del desierto de Tinfou con un 106 de nuestra hermana. Es un viaje que guardamos con especial cariño y que nunca hemos olvidado.

Viajar, lo entiendo como sensación de libertad, por lo que siempre lo he hecho solo o con amigos y con un vehículo propio, por lo que hacer los casi 12.000 km y pasar cerca de las 180 horas que pasaremos conduciendo me fascina. He conducido muchísimo y en todas las condiciones desde circuitos de hielo en Pirineos y los Alpes hasta desiertos como el Erg Oriental o Merzouga.

Nuestro viaje a empezado ya, ahora queda una de las partes más interesantes terminar de formar el equipo y lo más importante, escoger que “mula” nos llevará. Estamos indecisos y no sabemos si decantarnos por una ambulancia o por un coche destartalado. De todo lo que acontezca os tendremos informados y lo compartiremos con vosotros.